Polaris elige a Salvador Hernández como presidente del club porque jugaba al... fútbol

La cosa tiene bemoles. Se va el cacique que no sabía de baloncesto (pero que con los años algo aprendió el hombre) y nos quedamos con el directivo-tiburón futbolero que no ha visto un partido de basket en su vida. No sé que es peor.

Valverde era un cabeza hueca que, para bien y para mal, hacía todo a golpe de testosterona, aunque más para mal que para bien. Pero al menos, sentía al equipo como algo suyo. Aunque claro, eso también era su parte mala, que lo sentía tan tan suyo que en su grado de implicación llegaba a sentirse no "parte de" sino "amo de", cosa que no es lo mismo y que no era para nada positivo.

Creo que los aficionados de Murcia recordamos esas famosas entradas en los vestuarios como elefante en cacharrería, esos despotriques ante la prensa contra sus propios jugadores, rociando gasolina para apagar los fuegos.

Tal vez haya que claudicar a la realidad y reconocer que todo en este asqueroso mundo es un negocio, y en los negocios no sirven de mucho las implicaciones personales. Pero claro, cuando uno entra en un negocio, aunque no se implique personalmente, sí debe hacerlo técnicamente. Es decir, hay que conocer el mundo en el que te metes a hacer negocios. Esperemos que el conocimiento del mundo de los negocios de Hernández, y de Polaris, compense su ignorancia absoluta en basket.

Pero no me inspira confianza ninguna que una empresa como Polaris elija como presidente a alguien basándose, como criterio principal, en que es lo más parecido que tienen a un hombre de baloncesto. Es total, lo más parecido que tenemos a un hombre de baloncesto es... un futbolero.

En fin, virgencica virgencica, que me quede como estaba...

El texto completo de la entrevista en La Verdad de hoy: «La verdad es que de baloncesto no tengo mucha idea»

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