Los aprendices visitan a los maestros

130 jugadores de las categorías inferiores del Polaris vieron a la selección española en directo frente a Serbia y Montenegro.

“Calderón, Navarro, Jiménez, Garbajosa y Gasol”. Así, de carrerilla, recitan el quinteto inicial de la selección española la mayoría de los 130 chicos de las secciones inferiores y escuelas deportivas de Polaris que viajaron el pasado lunes hasta Alicante para ver en directo al combinado de Pepu Hernández. La cita era contra Serbia y Montenegro, en un partido de preparación para el Mundial de Japón, que se celebrará a partir del próximo día 19.

David juega en los infantiles del Polaris las temporadas que pasa en Murcia, pues buena parte del año reside en Los Angeles y,nos comenta, “sólo conozco a Gasol, Calderón y Navarro porque vivo en EEUU”. Luce aparatoso vendaje pues se produjo una luxación en el dedo anular de su mano derecha mientras jugaba al balonces. David no tiene dudas sobre el nivel de España: “hoy ganaremos a Serbia pero el mundial estará más complicado”. Uno de los mejores recuerdos que guarda David de sus estancias en EEUU fue “presenciar en directo un partido de la NBA, entre los Clippers y los Warriors”.

Juan Antonio y su compañero, que también se llama David, tienen claro que la selección es mucho más que Pau Gasol y que lo importante es el equipo. Juan Antonio lleva ya cuatro años jugando al baloncesto y en el futuro le gustaría tomarse el baloncesto lo más en serio posible, su compañero sólo lleva un año jugando y de momento le basta con “jugar para pasarlo bien”. Juan Antonio tiene claro dónde está el tope de este equipo: “podemos quedar segundos, porque está EEUU, aunque también será dificil con Argentina y Alemania”.

Para la mayoría de estos chicos fue una ocasión mágica para ver de cerca de sus ídolos. Hasta 4 jugadores de esta ilusionante selección juegan en la NBA, la mejor liga del mundo. La “marea amarilla mini” se hizo notar durante el partido. Ubicados bajo una de las canastas pusieron su granito de arena: “los murcianos, también animamos” fue uno de los improvisados gritos de guerra de estos pequeños jugadores, junto con el clásico “a por ellos”. Mientras, en la cancha, la selección al completo, con la única ausencia de Carlos Jiménez, hacía las delicias de la afición arrollando a una Serbia sin sus mejores jugadores. Calderón penetraba hasta la cocina, Gasol dominaba la zona con autoridad, Rudy exhibía su talento para hacer mates increíbles y, más tarde, Sergio Rodríguez sacaba su magia para inventarse jugadas imposibles. Ingredientes suficientes para garantizar la diversión.

Isabel María lleva 5 años jugando al baloncesto. Este año pasará al Infantil de primer año del Polaris y también está en la selección murciana. Su carita de niña buena y su cuerpo desgarbado no son impedimento para que además de una apasionada del baloncesto sea algo gamberra. Ella había sido la responsable de que a su compañera Gema le desapareciera una zapatilla en el viaje de vuelta, lo que originó un buen revuelo en el autobús que les llevaba a casa. Respecto al partido pensaba que Pau Gasol había sido el mejor jugador, y que “los serbios no serán rival en el mundial, no son demasiado buenos”. Al igual que sus compañeros, no juega en ninguna posición específica, esa es una de las máximas de la formación de chavales, tratar de que todos los dominen todos los aspectos del juego antes de empazar a especializarse en virtud de sus condiciones.

Si alguien sabe de la formación inicial del jugador es Braulio Arias, coordinador de la escuela de baloncesto del Polaris y expertísimo entrenador de base, pues no en vano lleva casi toda su vida dedicado al baloncesto, los 18 últimos años en este club. Un buen día, tras comprobar que los chicos que estaba viendo jugar no sabían algo tan básico como usar la mano izquierda, decidió dedicarse a la formación de chavales ya que “la mejor manera de ayudar en el baloncesto es empujando desde abajo”. Es vital que los chavales adquieran los fundamentos técnicos desde muy pequeños, pues para corregir algunos vicios “a la edad de infantil ya puede ser tarde. Los niños de 7 años son como esponjas, aprenden rapidísimo”, por eso es importante que puedan ver a las grandes estrellas en acción, ya que además de lo que les enseñan sus monitores “aprenden bastante viendo estos partidos, pues luego imitan los gestos de los grandes jugadores”.

Esta temporada la mayoría de estos chicos volverá a participar en uno de los 10 equipos de las categorías inferiores o escuelas de baloncesto del Polaris World (5 equipos de cada modalidad). Algunos no seguirán jugando al baloncesto, otros se lo tomarán más en serio y harán del baloncesto su actividad principal. Puede incluso que alguno de ellos llegue a ser profesional y codearse con los que hoy son sus ídolos. En cualquier caso, ninguno de ellos olvidará nunca el día en que pudieron ver de cerca a sus ídolos.

Un paso vital en la formación del jugador

Las escuelas de baloncesto son un eslabón fundamental para la formación del jugador con aspiraciones a hacer algo grande en el deporte de la canasta. Jugadores como Ramón Moya o Edu Sánchez pasaron por la escuela de baloncesto del Polaris, que empezó en 1988 con 55 jugadores y en la actualidad ya cuenta con unos 250 niños y niñas. Unas 25 niñas formarán los dos equipos infantiles de nuevo cuño con los que se implanta desde esta temporada una sección femenina dentro de este club.

El baloncesto, tras un periodo de cierta crisis, es un deporte que cada vez cuenta con más practicantes. Elvira de Andrés, secretaria general de la FEB se felicita por el repunte del deporte de la canasta: “cada vez hay más gente enganchada al baloncesto. Somos el tercer deporte por número de licencias (por detrás de dos clásicos de nuestro país como el fútbol y la caza) aunque en categoría femenina somos ya líderes entre los deportes olímpicos”.
Las escuelas de baloncesto tratan de aportar al niño aspirante a jugador de baloncesto tanto los fundamentos técnicos necesarios para practicar este deporte con solvencia como algunos valores de educación y convivencia. Braulio Arias, coordinador de la escuela de baloncesto del Polaris, se esfuerza porque los chavales con los que trabaja sean capaces de entrenar y jugar “sin decir tacos ni hacer malos gestos y no tener problemas de convivencia entre ellos”.

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