Messina ¿y ése quién es?

Esperpéntico. Llevo unos días que me cuesta creer lo que pasa a mi alrededor baloncestístico. La última la ha protagonizado la junta directiva, o lo que quiera que sea, del Barça al darle largas a Messina. El maestro estaba dispuesto a ir a Barcelona cobrando menos para entrenar a un equipo posiblemente menos potente que su CSKA de la fría Moscú.

Messina tenía un acuerdo verbal cerrado. Se venía a la ACB cobrando menos dinero. Pero cuando trataba de contactar para perfilar el proyecto deportivo de la próxima campaña en el Barça no le cogían el teléfono o le reenviaban los mails al jefe de prensa, o al conserje. No sé si es que Cubells no sabe ni quién es Messina o no tiene narices a cogerle el teléfono porque no sabe qué decirle. Pero claro, a Messina se le han hinchado las narices de que no le tomen en serio, no respondan los mails y le contesten con evasivas, así que se quedará un año más pasando frío y con el único objetivo de ganar otra Euroliga.

Es lo que tienen los clubes gestionados por mindundis, en este caso clubes de fútbol, que sacan muchos dineros del deporte de las patadas pero que, al fin y al cabo, actúan como mindundis que de saber sólo saben algo de fútbol.

Al menos así es como lo cuenta hoy el diario Marca:

Ettore Messina quería venir al Barcelona por encima de todas las cosas. Hace seis meses, Jaume Ferrer, ex máximo dirigente de la sección del club blaugrana, había comenzado unas negociaciones que habían desembocado en un acuerdo verbal por tres temporadas y menos dinero del que ganaba en Moscú. Claudio Crippa, como adelantó Marca.com, iba a ser el general manager. Sin embargo, la llegada de Josep Cubells al mando del basket barcelonista lo cambió todo. Una frase de Messina, dicha a algunos de sus amigos entrenadores españoles, lo resume todo: "El Barça lleva dos meses sin cogerme el teléfono"

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